y quizá recordarás
fue treinta
XXIX
te miro y sé
cuantas veces / me has soñado todas las veces
y conozco, elementalmente
la gramática de aludir
a las inopinadas cordilleras
tus besos, tus caricias y mis ansias confundidas
mis concomitancias y tus adioses
qué recordar
XVIII
arrival
El trajín del aeropuerto es igual al de cualquier lunes. Ella lleva un suéter verde oscuro que hace juego con sus botas y lleva todo el cabello negrísimo sujeto en un moño, excepto algunos mechones rebeldes que juegan sobre sus ojos miel. Sus dedos largos sobre su bolso, en el brazo izquierdo, mientras camina, impaciente.
Todavía me acuerdo de la primera vez que vine a recogerlo del aeropuerto. Éramos todavía dos niños. Papá me trajo en el porsche azul que fue del abuelo. Y le traje chocolates que compré con mis ahorros de dos meses. Había repasado esa mañana todas sus cartas, esas en las que él me copiaba versos de Bécquer que hablaban de golondrinas y yo moría de amor de imaginar cómo se cerrarían sus ojos en el esfuerzo de leer ése libro de letras pequeñas que él tanto detestaba y yo le había regalado. Almorzamos en la casa de campo ese día, y luego nos fuimos juntos al cine. Esa ceremonia aeropuerto – almuerzo - cine, se repetiría por muchos años, hasta cuando terminamos ambos la facultad y yo ya había olvidado ese amor extraño por Gustavo Adolfo y las golondrinas y las madreselvas de un balcón que nunca tuve.
Se detiene a pasar los ojos sobre la pantalla que anuncia la llegada de los vuelos. Paris, Berlín, San José, Medellín, Madrid, Ámsterdam. Confirma la hora en su reloj y mira nuevamente la pantalla, que ahora anuncia "landed".
En la duodécima discusión que teníamos después de haber empezado a vivir juntos en Cádiz, le reclamé en un arranque de celos mezclado con ira acumulada, el hecho de que hubiera dejado de escribirme cartas. Siempre detesté sus llamadas telefónicas. Era frío, distante, eminentemente informativo. Las noticias sobre la guerra, los últimos avances en la medicina y los antibióticos me las sabía yo de memoria desde que me había mudado a vivir con el abuelo. Y él se rió, con esa risa que muchos años atrás no le escuchaba, se rió en serio, a carcajadas, moviendo la cabeza, respirando luego para calmarse mientras yo atónita, no entendía qué había dicho que fuese tan gracioso. - Ya no tenemos dieciocho, ni veinte, ni veinticinco, Magda, los romanticismos no son de ésta época.
Se acerca a la rampa de llegadas donde muchas personas con pizarras y mensajes en distintos idiomas se pelean por ponerse delante de los demás. Se para tranquila, mira nuevamente su reloj y apoyada en su pierna derecha se dispone a esperar.
A pesar de todo, hemos tenido buenos momentos. Los meses de vacaciones en la playa, todas las tardes echados en la arena, mirándonos a los ojos con calma. Las tardes de ir a pasear por las calles de esa ciudad que a pesar de tanto tiempo seguíamos sin conocer bien. Las horas y horas de recostarnos a ver las últimas películas de Norteamérica en el televisor que sus padres nos regalaron. Los días en que cocinábamos juntos su lasaña favorita, y luego la comíamos en la habitación, antes y después del amor.
Los pasajeros desfilan uno a uno, los murmullos en idiomas desconocidos a ratos la desconciertan, pero sigue sin despegar los ojos de la puerta del fondo, con el corazón que late lento en el pecho.
El día en que iba a pedir mi mano a mis padres viajamos veinte horas en auto. – Estoy aterrado– me confesó antes de besarme rápido en la frente como hacía cuando se sentía incómodo y buscaba apoyo. - Sabes que Robert te adora, y Magnolia quiere nietos con el color de tus ojos – le dije, sonriéndole. Comimos todos juntos a la mesa, como hacía mucho tiempo no hacíamos. Abracé a mi hermana, besé a mis sobrinos muchas veces y él se embriagó con el vino que trajo mi padre de su reserva para días especiales.
La voz que anuncia las llegadas y partidas de los aviones continúa, monótona, como ruido ambiental. Ella espera impasible, serena, con los ojos impregnados de un brillo especial que parecen no haber tenido en mucho tiempo.
Tres meses después, me recibí de contadora y me ofrecieron un puesto en la Compañía de Banca y Negocios de Bruselas. Nos casaríamos en la primavera de ese año y no hacía más que vivir rodeada de revistas de novias, fotos de vestidos, retazos de telas de colores entre los que tenía que escoger los manteles, las sábanas, las cortinas para nuestra casa. Fui feliz. Diseñé los bordados para las cunas de los niños, mandé a pedir de Francia el juego de sala más hermoso que nadie nunca hubiera visto y dibujé yo misma cómo quería la organización del jardín. Era jugar a ser madre, esposa, mujer de negocios, todo al mismo tiempo.
Un niño se tropieza y cae. Ella lo mira, está muy cerca. No sabe qué hacer, simplemente lo mira, sin descuidar la puerta, confundida. Pronto se acerca la madre y lo abraza, besa y alza. El pequeño se calma y se aleja mirándola con los ojos llenos de lágrimas.
Un día, sin embargo, él desapareció. Sin más explicación, sin dejar rastro, sin decir una palabra. Simplemente juntó todas sus cosas mientras yo dormía y me dejó ahí: con mis niños, jardín y vestido de novia inexistentes. Con mi anillo de compromiso en el tocador.
Entonces lo ve. Los impecables zapatos de gamuza, la camisa siempre blanca, esos cabellos rubios que siempre están desordenados sin importar dónde esté, y esos ojos de mar que la ahogan, aún viéndolos de lejos.
Han pasado doce años. Hace dos meses supe de nuevo de él por los periódicos, que anunciaban que un médico español visitaría Francia por dos días para llevar a cabo una docena de cirugías pediátricas. Y ésta tarde tomé el metro con una sensación en el pecho que no supe explicar.
Él camina sin percatarse de que ella está a pocos metros. Da luego dos o tres pasos para mirar atrás y dirigir la mirada hacia una mujer, que pronto lo toma de la mano y se acerca para besarlo en los labios.
Ella no se inmuta. Sus ojos siguen igual de serenos. Permanece unos segundos más mirándolo, y cuando él se ha dado cuenta al fin de su presencia camina en su dirección.
get it right
estéreo
a ti y a mi, como esos tres acordes. como mis dias, como nuestras noches.
dieciséis
joannes
it's not a movie trailer
día dos
las piletas en las avenidas son versiones aún más siniestras de aquellas de tus cuentos. el tumulto de la gente me hace pensar en esas ciudades grandes que nunca visitaremos -al menos no juntos- y los acordes de mis canciones vuelven a tener color suficiente como para teñir mis pasos, sin remordimientos, sin aparentar.
soy yo de nuevo.
tus palabras -tus mentiras- están, hoy, a distancias kilométricas.
llévame aire del camino
hasta donde nadie me pueda encontrar
no siempre estuve sola. no siempre lo estaré. hoy se me escapan las palabras y las lágrimas. hoy me faltan las ganas para abrir los ojos y para aceptar.
lo esperé. le escribí hasta quedarme sin palabras, canté hasta quedarme sin voz. sí, él se fue, como tantos otros y como ninguno antes.
y me quedo sentada, abrazando mis piernas con los brazos. y me quedo sentada mientras lo escucho cerrar la puerta. me quedo sentada y tengo pirograbados sus ojos, sus besos, sus manos, sus palabras, sus canciones, su perfume en mi polera, sus dedos y sus labios en mi piel, su voz, su olor, sus cuentos, su risa y sus razones. y escucho las promesas que nunca me hizo. me quedo sentada y él se va. como tantos otros, se va, y como ninguno antes.
holiday
era otro mundo o era otro tiempo. a su alrededor, blancos, negros, plateados, rosa, violetas o azul eléctrico, los audífonos, sin excepción, volcaban en los oídos de todos esas notas que nacían de inopinados pentagramas, como si fuese sangre corriendo por las arterias de cada quien. se sorprendió de descubrir, además, que nadie hablaba. caminaba, cada cual a su ritmo, en diferentes compases, como si fuera uno a uno en una dimensión diferente.
en la calle en la que estaba nadie parecía darse cuenta de lo que sucedía alrededor. y ella, sin saber qué hacer, se sentó a observar. iban caminando, unos apurados, unos sonrientes, algunos lloraban y otros ensayaban algún baile tímido mientras avanzaban. tanta autenticidad era maravillosa, pero contrariaba.
entonces los vio.
era como si sus miradas se hubieran tropezado, como si estuvieran solos en todo el universo, como si hubieran estado esperando mucho por ése momento. se detuvo, primero él. se acercó y la miró de cerca, a los ojos. ella tenía las pupilas negras brillantes, y las pestañas grandes, encantadoras. le regaló una sonrisa tímida y azul.
él se quitó los audífonos y, junto con el reproductor, se los entregó, ansioso. ella hizo lo mismo. escucharon, entonces, la música uno del otro. se dirigieron miradas sorprendidas, brillantes, moradas. y con una inexplicable certeza y alegría, se tomaron de la mano y se fueron caminando en otra dirección, juntos.
vámonos
atrévete, intenta, arriesga. hay poco que perder y siempre mucho para ganar. solo hay un pasaje de ida. imagina cosas. imagina cosas hermosas.
imagina cosas hermosas y luego hazlas suceder.
cambia . cambia tu alrededor, cambia tú. baila. sola. acompañada. con los ojos cerrados, con los ojos abiertos. mira a tu alrededor cuando vas en el bus. sonríele a los niños pequeños, sonríele a las pestañas plateadas de las señoras. ponte tu propio soundtrack. juega a las escondidas con el viento, con las hojitas de los árboles. piensa, sueña. sueña pensando. piensa en tus sueños, recógelos, arrúgalos, hazlos tangibles.
ama. una vida así vale la pena.
oh, soledad
un parpadeo. dos.
ella mira el reloj y se mira las manos.
suspira y luego se ríe.
una certeza ha llegado.
ésta es la historia controversial de la chica de polera magenta y audífonos que se fue camino al noreste buscando las mariposas. una historia que tiene acordes de guitarra como soundtrack, siempre.
today
estar aquí es algo que es más difícil cada vez. y no es sólo por mi ubicación en coordenadas geográficas. implica tantas cosas para las que, poco a poco, me he quedado sin ganas. comer, leer, dormir, viajar en bus, escuchar una y otra vez la misma canción. marearme de ir en una especie de carrusel demoníaco, tener muchas náuseas y hasta disfrutarlo. decir he ganado.
no voy a llorar porque ya conozco bien éste sentimiento. éste vacío. y no estoy dispuesta.
i walk away.
lepidópteras
la canción se había ido lejos (casi tan lejos como setenta y tres pasos) y ella estaba un poco triste y un poco confundida y un poco sola. y se le había ensuciado el vestido con una nostalgia azul, con un beso soñado (no por ella), con más canciones, y más palabras bonitas; y por eso igual cantaba, bailaba, tarareaba, sonreía, presa de un sentimiento que nada más ella podría comprender (quizás eso sea mentira, si lo consideramos a él).
el asunto es, que estando así, salió a caminar y se tropezó. no fue intencional, claro está. pero entonces, como si nada, del cemento empezaron a nacer, primero violetas y azules, pequeñas mariposas, y luego otras fucsia más grandes, y otras celestes y naranjas. las blancas eran las más veloces. era una especie de acontecimiento divino. ella en el suelo y las mariposas por todas partes. se rió entonces. mucho, y recordó a la canción y lo recordó a él, que seguía lejos.
- hay tropiezos buenos – pensó. y fue feliz.
isabelle
y cuatrocientas mariposas naranja
alzaron vuelo desde tus pestañas
mientras las golondrinas en mi cerebro fenecieron extasiadas
me miraste y sonreíste
y el negro de tus ojos
me ha teñido hasta el último resquicio intersticial
hoy te vi suspirar y comprendí
el movimiento de los astros
el ritmo de las mareas
la sucesión de las estaciones; y pretendí
escribir una canción que te alcanzase
perfecta, cadenciosa, perfumada como tú
violeta como tus miradas
rosa como tus labios
indescriptible, del color de mis intenciones
XVII
marchitas en los jarrones / de mansiones virreinales
como calles intransitables y tumultuosas
como espacios inhabitables
eres
dos ocho veinticuatro
el tic tac de un reloj – suizo – que me canta en escocés
el olor de una botella de licor enrevesado
eres siempre y entonces
cuaternaria, patrimonial
suspicaz hasta en ésos momentos
en los que olvidamos aquellas cosas
has sido princesa
acuchillando las horas,
vagabunda, sorprendida en flagrante delito
de incipientes amores
de besos ilegales
eres yo
soy tú
XXVI
cuántas veces
la lluvia te ha inundado las ideas
remojándote las ganas
cuéntame despacio,
de todas las veces
en que me esperas en silencio
y me sigues diez pasos, catorce, veinticinco
las marionetas inspiradas
invisibles a tus manos,
cuadruplican sus excesos
los martes al anochecer;
y se percatan
de tus lágrimas
y de mis manchas de rímel en tus camisas
XXV
si digo que hoy
te compraré mentiras
con los ochenta centavos de mi pasaje de autobús
y sospecharé, entretanto
que irás cantando
canciones, nuestras
cuando las piedras que voy pateando
me responden enfadadas
que me amas sin temperaturas
que hubieron dos y tres como nosotros
que murieron ahogados
en las propias tintas de sus testamentos
XXIV
una taquicardia paroxística supraventricular
es, por ejemplo
doce días de esperar
cuarenta y cinco gigabytes
de aromas de flores inexistentes
y es también
un botón, un arete, un cabello
la textura de las palabras
que no se pueden tocar
y el color de las nubes para los ciegos
es una cuadra de margaritas
un metro cuadrado de ansias de color verde
lunes
bárbara
la envidié.
el viernes primero
lucía II
lucía
we could have had it all
925
mentiras
the birds will sing
no entiendo la relación que puedan llegar a tener esos versos que no escribo a la mala, pero que escribo porque quiero, con todas esas palabras, abrazos, miradas, promesas rotas, besos, traiciones, almuerzos, comidas, desayunos, paseos y suspiros que han durado un poco más o un poco menos de novecientos cuarenta días – con sus noches - y que se acaban de pronto, como quien encuentra una carretera sin terminar. entonces es cuando esas piedras sin asfalto se ríen de mí y me hacen ver cuántos errores comete uno en nombre de esa estúpida, inentendible, o quizás inexistente ansia llamada amor.
ya no es, por lo tanto, gran ejercicio gramatical el decir que has de ser feliz porque amaste, y al amante sólo le basta amar. discrepo. y me río de mis discrepancias que en realidad a nadie le interesan, porque la vida continúa, en éste y en todos los idiomas y porque, tarde o temprano, llega un día en que te duermes con la felicidad asomando tímida, pensando en alguna otra cosa, con una canción en la cabeza.
llévate también
en que olvidaba soñar por estar contigo
y las palabras inexactas
que balbuceaban nuestras pestañas
llévate las sombras y las luces
tus palabras y mis opiniones
tu familia y mi hogar
llévate las inquietudes
de no ser nunca como tú
y el temor de no poder amarte más
llévate nuestras mutuas mentiras
y los terceros amores de cada quien
los nombres de mis hijos
y tus silencios, celestes como tus camisas
llévate los meses y las estaciones
las promesas,
los espacios en mis sonrisas,
los retrueques en tus historias
y los besos
que no se cansan nunca de sangrar
scene
catherina
cada noche, desde mayo
mis ansias por verte
que yo creo firmemente
en la dictadura de tus opiniones
en el sólido gobierno
de tus caderas y tus pestañas
sencillamente
porque te he visto ser
azul como las margaritas más efervescentes
porque has sido para mí
colibrí que augura mala suerte
una mirada desviada
un suspiro atrapado en una risa
en una risa fingida
XXIII
y yo te digo, dulzura
que las horas tienen
dos lugares claros en este mundo oscuro
que tus besos vienen
a nublar mi mente
artefactos inexactos
para oír (en) mi corazón
y asi escuchas
primaveras violeta encima de los edificios
niños pequeños que lloran
y como fondo musical
mi amor por ti
XXII
atardezco exponencialmente
R/p.
y no quiero más antibióticos
hoy me dieron el ultimátum para la "pequeña" operación de mi "pieza" incomprendida
y es una venganza del destino, soy un reto a la odontología
y no quiero anestesia ni sedoanalgesia
no quiero placas de rx ni puntos ni suturas
ni post operatorios
no quiero, me opongo
la paciente no he de ser yo
no, he dicho NO
drops
that's all folks
y las ideas que me pasan por la mente como cohetes, meteoritos, libélulas ebrias.
pero luego llueve, entonces no todo está mal.
y cada día hay un motivo especial para ir a agradecer. porque siento que es más importante quedarme a ver películas con mamá que enfrentarme al frío. porque puedo enfrentarme al frío mañana.
porque otra vez tengo algo más que un resfriado, y a la vez estoy harta de los antibióticos. pero ahí vamos. con las campañas en la cabeza, y también el terror por esa cirugía que nada más entiendo mirando un placa radiográfica que no quiero ver. inexplicablemente aterrorizada, sí.
y he venido huyendo de ella todo éste año. pero me atrapó: domingo trece.
y también me siento mal de pensar que voy a verte menos. pero es una tontería porque voy a verte menos pero no, nunca, jamás voy a quererte menos. asunto arreglado.
y hay cosas que valen la pena: cuando se puede viajar con alguna canción, cuando las flores me cuentan secretos. cuando me dicen doctorita, doctorita, así. que puede sonar tan, tan sencillo pero que significa tanto.
que hay cosas en mi to - do list complicadísimas, enredadas. cosas en otros idiomas, en otros compáses. rebeliones intrínsecas. personas que extraño. momentos que extraño. cosas que deseo. cosas que ansío. palabras. sonrisas.
y la habitación revuelta. y las ojeras. y las galletas por todos lados.
pero todo smooth. soy un desastre con actitud.
33%
que se cayó del pentagrama
rebelde
insatisfecho
eres eso que siempre he soñado ser
inescrupulosamente simple
valiente
y teniéndote tan cerca
espero que estés lejos
para decirte
cómo los días
corren sin sentirlos,
las ganas de verte de nuevo
que arden en mis pupilas
y decirte esas cosas que nunca te dije
y perdonarte y pedirte perdón
y callarme
para escucharte
escucharte ser simple y valiente
escucharte ser frágil
no aparentar más
y que seamos sinceros compañeros
hermanos de nuevo
i confess
y no está tu música
ni el ritmo ese
con el que vas por la vida
no estás
y la casa se hace grande
y es extraño extrañarte
extraño es tu desorden
el silencio de las noches
y tus zapatillas
extrañas son mis lágrimas
extrañas las mentiras
y el no poder explicar
que me haces falta
extrañas son las horas de extrañarte
lost
me hablan
cada minuto del día
me cuentan
de tus pupilas, de tus palabras
del color que tiene el aire que respiras
los ojos
de la gente por la calle
me golpean sin piedad
los minutos que paso sin tí
hacen hincapié
en tus besos en mi frente
en tu risa
el reflejo de la luz
me agobia
porque sigo aquí
perdida
totalmente perdida
desesperate
multicolores
son como espasmos
impensados, explícitos
como arcoiris monócromos
como agujeros infinitos
azules
insuperables
como caminos angostos
intransitables
como zapatos que se quejan
ahogados
mis días
como hojas violetas
que caen de árboles desconocidos
como arena densa
ardiente
mis horas
mis ojos
inundados siempre
dispuestos
como una carretera sin retorno
mi vida
XXI
me recuerdan
las promesas que te hice
mirándote de cerca
cuando éramos otros,
enredados
en la maraña que llamabamos amor
tus besos me recuerdan
otros tiempos
otras canciones
otros sueños al dormir
me recuerdan que mis ojos
tuvieron otro color
antes de verme perdida
antes de haberte perdido
otro color
XX
tus tardes
tus manos que ansían mi cintura
me imagino
en tus sueños
en las cartas que no me envías
en tus silencios
conozco
esa mirada que tienes sólo para mí
te conozco y sé
que podría pedirte cualquier estrella
que podría exigirte la vida
que tu respiración se detuvo
cuando me viste dormir
que me vas a dedicar
todas y cada una de tus canciones
todas y cada una de tus miradas
te pienso lejano
y me piensas preciosa
sencillamente es imposible
IXX
besos como los tuyos
amarillos e intensos
no quiero más
extrañarte
ni coleccionar razones
para irme después de haberme ido
no voy a pasear
contigo ni con tus recuerdos,
ni te alimentaré
con mentiras otra vez
porque no has sido mi amor
has sido
atajo, tropiezo, tentempié
has sido el intermedio
tenía que aceptarlo, un corto mal traducido
una historia con argumento pésimo
IIXX
van creciendo
al lado del camino
que transitan tus ojos
sentadas
entre las flores están (las pobrecitas)
y van cantando
te van cantando
a ver si volteas y las riegas con suspiros
celestes tus suspiros
diecisiete
no esperes
risas sobre las heridas
utilizar mis lágrimas para tus ensaladas
no cambies
no pienses
que tus besos y mis rezos
vayan juntos
no esperes que mis ojos
se llenen
se vacíen / y te esperen
no esperes que mis dedos
no desabotonen
no aten
porque voy a hablarte como hoy
y vas a tener que escuchar
decir para creer
since today
we were
y seguimos caminando. a veces nos paramos a patear piedras del camino pero seguimos caminando. y seguimos respirando, a veces tragándonos lágrimas pero seguimos.
intentamos.
cambiamos la cama de lugar. cambiamos el play list. cambiamos los colores de los telones.
pero seguimos actuando, riendo, llorando. pretendiendo que todo va bien.
porque la vida es así. c'est la vie. c'est la vie.