oh, soledad

de pronto algo de luminosidad.
un parpadeo. dos.
ella mira el reloj y se mira las manos.
suspira y luego se ríe.

una certeza ha llegado.



había un cuento de una chica que tenía dulces las pestañas. que se tropezaba, estornudaba, lloraba, sonreía, a veces. que tenía la voz violeta, y que compartía cosas sólo con su almohada: palabras, suspiros, lágrimas. esperaba. esperaba milagros. cantaba: canciones con notas amarillas a veces o azules. escribía, bailaba, pintaba. el sol la cegaba y le hacía cosquillas, y ella caminaba debajo de él, a veces, y a veces a un costado del camino, entre los árboles, encima de las nubes. el tiempo baila en otro compás. ella va a su ritmo: descubriendo y descubriéndose, disfrutándolo.

ésta es la historia controversial de la chica de polera magenta y audífonos que se fue camino al noreste buscando las mariposas. una historia que tiene acordes de guitarra como soundtrack, siempre.

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