lepidópteras

un miércoles de abril ella se tropezó. y se tropezaron ambos en realidad. pero resultó que la narradora se confundió, porque no fue un miércoles sino un martes que en realidad fue domingo o lunes.

la canción se había ido lejos (casi tan lejos como setenta y tres pasos) y ella estaba un poco triste y un poco confundida y un poco sola. y se le había ensuciado el vestido con una nostalgia azul, con un beso soñado (no por ella), con más canciones, y más palabras bonitas; y por eso igual cantaba, bailaba, tarareaba, sonreía, presa de un sentimiento que nada más ella podría comprender (quizás eso sea mentira, si lo consideramos a él).

el asunto es, que estando así, salió a caminar y se tropezó. no fue intencional, claro está. pero entonces, como si nada, del cemento empezaron a nacer, primero violetas y azules, pequeñas mariposas, y luego otras fucsia más grandes, y otras celestes y naranjas. las blancas eran las más veloces. era una especie de acontecimiento divino. ella en el suelo y las mariposas por todas partes. se rió entonces. mucho, y recordó a la canción y lo recordó a él, que seguía lejos.

- hay tropiezos buenos – pensó. y fue feliz.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario