lucía II

necesito una blusa negra, como él no hubiera querido. silvia debe tener alguna. la vida de pronto se me hace graciosa, irónica como dice alanis morissette. te amo, me dijo, nos casaremos un día. su anillo sigue donde siempre, temerosa yo de extraviarlo. eres linda como la primavera, me dijo, quiero que mis hijos tengan el color de tus ojos, el sonido de tu voz. mi voz que ya no me suena igual, mis ojos que dejaron de tener color. hace frío, pero no me inmuto. tantos meses durmiendo en el frío del hospital no han pasado en vano. cántame, me dijo, esas canciones que les cantabas a tus niños del parvulario. y mi madre me decía que ése ingeniero sería un maravilloso marido. que debería sentirme halagada. ella era la que acomodaba sus flores en potecitos de colores. yo sólo lo miraba, sonreía, escuchaba. reacia al principio, sorprendida después, enamorada finalmente. así como hoy, sí, que sigo enamorada de él. de él, que ya no está, y no estará.

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