lucía

me siento y la veo. mira por la ventana. sus ojos café nostalgia, que se inundan. y las lágrimas que caen, casi musicales, una tras de otra, preciosas como bailarinas de ballet. respira acompasada. nadie se percata, nadie quiere hacerlo. y de pronto me doy cuenta de que estoy respirando a su ritmo, que quisiera acercarme y abrazarla, decirle que todo va a estar bien. me mira. todo se detiene un minuto, y sé que mis ojos no han dicho mucho.

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