amnesia

se detiene y respira, siente que hace tiempo que ha dejado de hacerlo. ha corrido por calles y calles, sin encontrar alguna respuesta, sin encontrar algo siquiera. las oportunidades no se presentaban y ella salía a buscarlas. estaba sola. pero no sola como el árbol de la plaza en el invierno, ni como la taza que se olvidó lavar ayer. estaba sola como el último ser de su especie, sola en un país extraño, donde nadie entiende lo que dice, ni quiere entenderlo, donde nadie escucha sus sollozos ni mira sus lágrimas. sola. lejos estan los días donde comía panes untados con miel, y salía corriendo detrás de las ovejas.
todos han muerto se repite cada día al despertar. todos han muerto y nadie hace nada por recordarlo. todos han muerto. la memoria es mejor que doscientos mil cuadernos. la memoria es mejor que la cámara fotográfica más sofisticada que puedas encontrar. y aún los ve, y los escucha: clamando por piedad, mirando a los ojos de sus ejecutores sin que ellos se inquieten siquiera. aún los ve sintiendo como la muerte se extiende por sus cuerpos, sintiendo como su corazón deja de latir, como su cerebro deja de pensar. aún ve como su sangre es absorbida por la tierra, que clama venganza. que llora al ver a sus hijos caer. aún ve secarse esas lágrimas que no le importaron a nadie. todos han muerto repite ella, y cae de rodillas sin saber a donde ir. todos han muerto, y van a encontrarme. recién se da cuenta de aquello. nunca debió salir, nunca debió correr, nunca debió llorar. ellos se darían cuenta de que ella lloraba por los muertos. por sus muertos. se pone de pie dispuesta a regresar sigilosamente, a escapar de ellos. a sobrevivir. y entonces los ve: son tres o cuatro personas a cada lado de la calle, y se acercan despacio. todos han muerto y estoy perdida piensa ella. también moriré, mi sangre clamará venganza igual que la suya. no tiene fuerzas para luchar. no piensa en escapar. ahora solo afrontará su muerte con dignidad. ella no clamaría por piedad.

es judía. dice una señora, mientras la coge por el brazo. ella insiste con su mantra.
la encontré delirando en un callejón. no deja de repetir eso.
todos han muerto. también moriré.
dice ella.

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