Morir

Pongamos que tienes un papá viejiiiito pero viejiiiito que cada día que le ves, te sientes peor porque puedes ver que sufre. Tiene tubos y jeringas colocados en absolutamente todas las superficies de su cuerpo. Y, estás feliz de verle así? Ya ni te habla, no puede siquiera darse cuenta de sí mismo, quizás no se da cuenta de cuantos años tiene, o cuántos hijos, o cuánta vida dejó atrás. No, ahora él solo conoce el dolor. Y tú, también sufres con él por verle así. Y entonces, un buen día para él, todo ese dolor se acaba.

Aquí podríamos hacer un paréntesis. Yo creo fehacientemente que el ser humano es algo demasiado maravilloso como para que todo lo que es, se acabe al morir el cuerpo. Tengo dudas sobre si nos vamos al cielo, o nos reencarnamos en gusanos o gallinas ( cosa que dudo, la verdad) o si nuestra alma vuelve a la tierra con otro cuerpo, o si llegamos a fundirnos con ése ser superior, con esa luz, en la séptima dimensión... cuántas cosas y teorías al respecto he oído y aún ni tengo dos décadas de vida. Yo, la verdad sí creo en Dios. Y el Dios que me presentaron desde que nací, te lleva al cielo cuando mueres... bueno, cuando mueres y has sido bueno, dicen. Quizás no sea así, quizás Dios esté demasiado ocupado haciendo cosas hermosas como para andar mandando a la gente al infierno.

Bueno, estábamos en que el cuerpo de tu papá dejó de funcionar. Luego, según he visto, todos lloran y se visten de negro. Y entierras el cuerpo, porque dicen las escrituras que un día vamos todos a resucitar. O entierras el cuerpo sólo porque es lo que todo el mundo suele hacer.

Detesto los velorios y los entierros aún más. Hoy, en el hospital, vi un cajón blanco pequeñito, como de 30 centímetros. Y sentí una pena horrible de pensar que ese pobre pequeñito nunca vio abrirse una flor, nunca se mojó con la lluvia, nunca vio los colores de los pájaros, de las nubes. Nunca dijo mamá o nunca aprendió a pronunciar su nombre. Esas cosas dan rabia. Y también pensé que ese niño nunca sentiría cómo es un dolor de una herida cuando te caes jugando, a ese niño nunca le reñirían por algo injusto, nunca pelearía con sus compañeritos, nunca se enamoraría y sufriría al ser rechazado, o engañado. Nunca sufriría para buscar un trabajo, para mantenerlo. Había conocido a la muerte sin tener conciencia de ello.
Y más tarde, ví también un velorio peculiar. Era de un hombre que perteneció a la milicia. No sé si haya sido bueno o malo, quizás era alguien con un cargo importante. Afuera del salón, había tres o cuatro jeeps con hombres uniformados, creo que la mayoría estaba ahí por compromiso. Y me imaginé que hubiera dicho ese hombre si hubiera visto todo eso. Las palmas fúnebres que deberían prohibirse. Las mujeres vestidas de negro. Lo que tenían en el cajón era simplemente un cuerpo que dejó de funcionar, como una cáscara de plátano, como la envoltura de una galleta, como una botella de agua. Lo que de verdad importaba no está más.
Quizás ese sea el problema. Lloras porque le extrañas o porque sabes bastante bien que vas a extrañarle, y mucho. Y luego no sabes que hacer con sus cosas, con el espacio que él ocupaba: en tu casa, en la mesa, en tu vida. Y sueñas con él, y sientes su voz, sus pasos, su olor, creo que solo por la necesidad de creer que todavía está aquí. Extrañar a alguien a quien sabes que no vas a ver nunca más es la manera más difícil de extrañar.
Sólo he perdido a alguien: y lo único que realmente me ha dolido ha sido saber que pude haber pasado con él más tiempo, haberle escuchado mas, haber aprendido más de él, y no lo hice. Creo que los pecados que más arrepentimiento nos dan son los de omisión. Y cuando él murió y yo lloré, no lloré de dolor, lloré de rabia, de impotencia. De saber que nunca más iba a verlo, o tocarlo, o escucharlo.

Hace días alguien me dijo que si le hubieran dicho que iba a venir aquí a morir, entonces hubiese preferido no nacer nunca. Sí, quizás. Yo creo que igual hubiese aceptado. Creo que debemos intentar vivir con una idea de la muerte que sea diferente, que sea una invitada a la cena, que sea una amiga a la que le hables cuando vayas a dormir. Que no se la temida innombrable, misma Voldemort. Si voy a morir hoy, mañana o cuando sea mucho mayor, quizás no importa tanto. Intento vivir así, sabiendo que puedo morirme hoy. Y hacer todo lo que quiero y debo, porque puedo morirme hoy. E intentar ser buena, porque si soy buena, quizás pueda ir al cielo.

1 comentario:

  1. no veo el desconcierto en la muerte, el niño nisiquiera supo que se perdio de vivir asi que en lo poco que vivio supo lo que tenia que saber, y si muero ia dije a mi que me incineren y al primero que me llore le jalo las patas a mi que me recuerden como fui y soy sino ia sabes vengo a jalar de canto jaja ademas el que se va viene alguien que reemplaza ese vacio no lo cubre pero reemplaza a veces faltan palabras en el vocabulario para expresar una idea completa, el nacho se explayo mucho jaja

    ResponderBorrar